La ducha

|

En ocasiones la realidad me anula, casi por completo, tiendo a perder el control de las cosas y eso me lleva al caos total. Ahí es donde la vida pierde importancia y surgen tendencias suicidas que probablemente nunca se van a concretar. No me gusta que los problemas me sobrepasen. Supongo que así se aprende.

Aunque de cualquier manera es peligroso, es como correr de frente hacia la onda expansiva de una detonación nuclear. Y obviamente con sus consecuencias nocivas.

Pero no sé que es más nocivo, vivir temiendo o enfrentarse a lo que temes.
Considerando el último tiempo ya no tengo mucho a que temer, literalmente me ha pasado de todo, si sigo aquí por algo será. Aunque si fuese por mi, me quedaría eternamente frente al fuego de la estufa de i habitación, mirando por la ventana. El calor me causa placer, y en ocasiones delirios. Sobretodo en la ducha, en mi instancia de introspección.
La ducha, es un extraño lugar para pensar, pero a mi me gusta y me sirve bastante. A pesar de no tener tiempo, me hago el tiempo para poder pensar, reflexionar sobre el día y hacerme preguntas, conocerme. Ahora compartir la ducha es algo distinto, a pesar de que mi ducha es bastante amplia, no hay suficiente espacio para dos mentes.

Por otro lado en mi lugar para pensar si hay suficiente espacio. Ese si es compartible, y es ahí a donde me dirijo una o dos veces pro semana para tratar de encontrar lo que ando buscando.

Por ahora voy a hundir la cabeza en una bolsita de té, tal vez así se me ocurra algo coherente para escribir.

0 Bestias rugiendo: