Febrero de dilemas éticos, y a mi no me gustan los dilemas éticos. Mejor dicho febrero sexual, lleno de deseos reprimidos, y no lo digo por mí, lo digo por mi entorno. Justo en estas fechas se les ocurre a todos emparejarse, no tengo problemas con eso, pero me jode que en ocasiones la sexualidad de los demás sobrepase los límites personales.
Si se quieren acostar, háganlo pero guárdeselo para ustedes, el maldito mundo circundante no tiene porque enterarse de lo que hagan con sus cositas, ni donde lo hagan, ni con quien lo hagan, ni que tan fuerte lo hagan.
Me fui unos días de vacaciones con un grupo singular de personas y entre ellas estaba “putilla”, una chica linda, no más que eso, sin embargo tenía la embarrada en la casa.
Putilla nos movió el culo a todos los hombres, y los más ingenuos cayeron como moscas, yo me resistí como pude, además que no iba en plan sexual, pero el asunto es otro.
Me joden las minas que calientan la sopa y no se la toman, eso no es jugar limpio. En todo caso muchas mujeres no acostumbran a jugar limpio y con este comentario no pretendo meterme en una discusión sobre géneros ni algo parecido.
Me sorprende la facilidad que tiene las mujeres para conquistar a un hombre, ¿qué se debe hacer frente a eso?, ¿Cómo se puede luchar contra eso?. Decimos vivir en una sociedad machista pero las mujeres siempre han hecho lo que han querido y hasta ahora no hay quién se resista a una cara o un cuerpo atractivo. En mi caso es casi imposible que me resista a una mujer, generalmente cedo a sus peticiones, pero no en todas las ocasiones lo hago con fines sexuales o de conquista, simplemente es más fácil aceptar lo que te piden y así te ahorras problemas.
Supongo que si una mujer no fuera caprichosa no seria del todo mujer.
Bueno todo esto debido a que en mis vacaciones todos querían con todos, y al final nadie tuvo lo que quería, no hubo sexo, pero hubo ganas, se armaron parejas imposibles, se bebió en cantidades industriales y al final nos devolvimos todos separados. No todo salió tan mal como creía.
