Lo que soy

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Alguna vez pensé es desnudar mi alma frente al mundo, francamente dudo que a alguien le importe, pero hoy, justamente hoy tengo los cojones para hacerlo, esto es lo que soy.

Hoy quiero robarme una página de la historia y borrarla completa. Me gustaría por un instante ser un rey de copas y salir, perderme en la noche inmensa que nada ni nadie pudiese encontrarme. Volverme de piedra y ver realmente como pasan los segundos frente a mí.
Mi pensamientos son espacios infinitos que controlo a voluntad, pero mi voluntad es indomable. Mi consciencia me revela su naturaleza despiadada, me muestra mi cárcel y mi castigo.
Hoy quiero vestirme de demonio, y que mi padre sea el mismísimo Satán. Mis pies descalzos, agrietados de tanto caminar piden a gritos una tregua. Pero tal tregua no existe. No quiero que exista tregua. Debo seguir, seguir y seguir.
Mi cursor marca los segundos, mi alma protesta, ruega por la primera sinfonía del destino. Aquella música que te lleva a la locura. Sobrecogedora, como el mismísimo silencio.
Es temprano, me enfrento al mundo que me ruge, esta es la obertura. Magnifica, atronadora, implacable. Pequeños seres atacan mis tímpanos con fieros golpes de pequeños martillos.
La vibración recorre mis oídos hasta reventar mi nervio auditivo. Aún sordo puedo escucharlo.
Madre tierra grita y yo por ahora soy el único capaz de escucharla. ¿Debo acaso contar mi secreto?
Si yo he visto al demonio, es el mismo viejo de mis sueños, me ofrece una vida llena de mi mismo a cambio de que crea en el. Yo de por si ya creo en el, sueño con el, quiero que sea mi padre mi compañero. A veces quiero cumplir su tarea, entender el dolor. Frenar el grito infernal del mundo. Peor no, hay otra cosa llena de sentido que me hace dejar de creer. El sentir. Antes que todo soy un animal y no un ser pensante. Prefiero sentir que creer. Me hace mejor, es de verdad.
Soledad, estado transitorio. Eso le voy a decir a mi psiquiatra cuando me internen por loco y ese tipejo medio gordo, con poco pelo, me someta a sus pruebas de análisis del comportamiento. Honro mi locura, y así como el mundo me ruge, yo estoy de pie mostrándole mis dientes, sin miedo a rugirle también y así frenar su alarido de muerte.
Crucifíquenme y que me devoren las aves, primer mandato de nuestro segundo señor Jesucristo, amante del buen pecado, goloso, lujurioso y patán. No pudo ser hijo de Dios porque tenía las manos callosas. Dios no acepta que sus hijos tengan las manos callosas, por eso los pobres se van al infierno. Y del mismo infierno nacieron los negros de pies blancos.
Me siento engañado, frustrado por un mundo que es hembra. Pero el engaño me lo hago yo mismo. Me gustan las hembras y mi condena es justamentente tener que enamorarme de una.
El mundo es hembra, por eso ruge y jode todos los días. Caigo al suelo por el golpe de la bala en mi pecho. La que lo disparó fue ella, la hembra del destino. Me retuerzo en mi sangre, que no es mas que sangre menstrual de mi madre tierra.

De vuelta a la nostalgia

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Algo escrito hace mucho tiempo para ser publicado acá.

Nostalgia

Hoy por primera vez en mucho tiempo me veo. Me veo y sufro en oleadas infinitas que llenan mi pecho y lo revientan con su poder. Si soy capaz de sufrir, de caer, pero eso me deja saber que sigo vivo y que no puedo borrar mi pasado. Mis acciones que nunca pensé son las que me tienen aquí ahora. Tengo ganas de olvidar pero no puedo. Es como si el pasado pudiese extender la garra del error a todos los lugares a los que trato de escapar. Quiero olvidar lo que hice y lo que fui. Quiero firmar mi adiós con sangre, con mi sangre pero aún no es tiempo, no es mi tiempo. Tampoco quiero resucitar los muertos, solo quiero olvidarlos. Pero ese maldito recuerdo me persigue.
Sobre como alcanzar el olvido es una materia que aún no me parece familiar.