yo

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Prácticamente estoy jodido, se me acabó el tiempo literalmente. No más existencia feliz.
Y se vino marzo, y el puto cuarto año de universidad, y la bendita práctica lo que significa una odisea de búsqueda de una obra “chora” que quede cerca de la casa y ojalá a cargo de un supervisor que no sea un bastardo levantado de raja.

Se terminaron las decisiones fáciles, las tomateras eternas, los paseos a la playa y el tiempo ilimitado para hacer nada. Llevo dos semanas de clases y ya tengo proyectos por montones, ramos técnicos hasta cagarme y es motivante y loco e incluso agradable tener cierto nivel de responsabilidad pero eso siempre y cuando tengas claro lo que quieres hacer de tu vida.
Yo francamente no sé como llegué a este punto, hace nada que estaba en el colegio y hablaba con mis amigos de ese tiempo y ahora todo eso de lo que hablábamos con tantas ganas e ilusiones no es mas que rutina. Supongo que la persona en general pierde el interés cuando logra los objetivos y esto, por lo menos en mi caso es aplicable a cada pequeño aspecto de mi vida, en especial con mujeres. Y esto último es mi gran problema.
Hace no muchos años estaba loco por una chica, una amiga de mi mejor amigo y fue mi primera polola y fue lindo y cuando se terminó fue el peor día del mundo pero ahora las cosas no significan tanto como entonces y eso francamente es preocupante. Es triste que mientras más crezcamos, o por lo menso mientras más crezco yo, mayor es la perdida de significancia que tiene las cosas. Sin ir más lejos en los últimos 2 meses dos mujeres me han dicho que me quieren y eso significa mucho para mi, la primera vez que una chica me dijo eso me sentí el tipo más feliz del mundo, sin embargo ahora el sentimiento de satisfacción que siento cuando me dicen eso no se puede comparar con lo que sentía antes. Tal vez yo estoy demasiado perdido como para darme cuenta de cuanto valen las cosas, o tal vez puede que todos nos perdamos un poco a medida que crecemos.
Cuando pequeño sentía temor de muchas cosas, me daba miedo el papa, los curas, beetlejuice, pero mi peor pesadilla siempre fue crecer y es difícil creer que con bastantes años más en el cuerpo mi peor pesadilla siga siendo esa.
Me gustaría tener un cumbancha volante para irme al kongo belga y olvidarme un rato de las decisiones adultas.