Perdido

|

¿Dónde se va cuándo no se tiene dónde ir?

Cuándo ya ni en tu propia casa te sientes a gusto, francamente no se que hacer ahora.
Estoy en ese punto en dónde se que lo que viene no puede ser peor de lo que ya pasó.

No sabia a dónde ir esa tarde, estaba completamente abrumado por un sin fin de ideas absurdas que deambulaban por su cabeza. Decidió salir a camina para escapar del infierno en el que se había convertido su habitar en casa. Su propia familia le parecía desconocida, con asombro miraba a su padre y no podía dar crédito al hecho de que por más que buscara no tenia ningún sentimiento hacia esa persona que lo había acompañado durante toda su vida.
Caminó sin sentido durante algunas horas creyendo reconocer personas, guardando la esperanza de que su agonía terminaría alguna vez. Lo que más disfrutaba era contemplar fijamente a las personas hasta que ellas desviaban la vista. Era una especie de juego de resistencia, el primero que desviaba la mirada era el perdedor. Esa tarde intento practicar, pero nadie parecía notar su presencia.
Llegó al mismo lugar de siempre, se sentó en el mismo pasto de siempre y miró el mismo cielo de siempre. Estaba cansado, la angustia lo había consumido por completo, sus ojos comenzaron a cerrarse.

0 Bestias rugiendo: